En el sector de la automoción se consolida un escenario en el que cada vez más vehículos presentan algún nivel de conectividad, al mismo tiempo que se trabaja en el desarrollo de coches de conducción automática. En consecuencia, dado el alto nivel de sofisticación de los automóviles conectados, crece pareja su vulnerabilidad. Proteger los coches de posibles softwares maliciosos, virus e intrusiones se ha convertido en un gran negocio.
Se estima que la ciberseguridad en la automoción presenta un mercado potencial valorado en 10.000 millones de dólares en los próximos cinco años, según recoge un informe de Reuters. Daniel Ives, un analista de la firma FBR Capital Markets de Nueva York apunta a los ecosistemas de emprendimientos tecnológicos más competitivos del mundo como principal motor de futuro para este nuevo mercado: “Tal y como hemos visto en el sector de la ciberseguridad en la última década, se liderará este mercado desde Israel y Silicon Valley”. Lo cierto es que, en base a su experiencia tecnológica, Israel ha abierto el camino en la carrera para mantener seguros a los coches y prevenir escenarios indeseados originados por hackers haciéndose con el control de vehículos en la carretera.
La amenaza empieza a tomar cierta envergadura, y será creciente año a año. Por ejemplo, Fiat Chrysler tuvo que retirar 1,4 millones de vehículos para instalar un nuevo software el año pasado tras ver como especialistas en ciberseguridad probaron que podían apagar el motor en marcha de un Jeep Cherokee. La manipulación del software ha estado en el centro de un escándalo de dimensión mundial como el de las emisiones contaminantes de Volkswagen.
Los expertos advierten que los hackers pueden monitorear patrones de conducción de los usuarios de los vehículos, interferir con los sistemas de gestión de la flota o falsificar la información electrónica que recogen las aseguradoras. Para 2018, habrá en la carretera unos 420 millones de coches conectados, y la cifra ha ido aumentado una media anual del 57 por ciento desde 2013.
Entre las compañías mejor colocadas para ser pioneras en este campo se encuentra Check Point, con sede en Tel Aviv. Esta firma ya es una de las líderes mundiales en ciberseguridad desde que puso en el mercado hace dos décadas cortafuegos para ordenadores. Espera repetir el éxito con sistemas de seguridad para vehículos. Como explica Alon Kantor, vicepresidente de Desarrollo de Negocio de Check Point, “los fabricantes de coches no saben exactamente lo que es la ciberseguridad, así que estamos estudiando las redes de los diferentes modelos. Fabricantes y especialistas en ciberseguridad estamos en una fase de aprendizaje mutuo”. Con Check Point, toda la información que entra y sale del vehículo pasa a través de una red de la compañía establecida en la nube, se inspecciona en tiempo real y se bloquean los posibles malwares.
Otras compañías como IBM y Cisco ya han puesto a sus equipos en Israel a trabajar en sistemas de protección de vehículos. Argus Cyber Security o TowerSec son startups originadas en Israel que desarrollan plataformas de ciberseguridad para este nuevo mercado.