El teletrabajo es la nueva normalidad que ha traído consigo la pandemia del coronavirus y hay un pequeño aparato israelí, OrCam, activado con inteligencia artificial que ayuda a las personas con discapacidad visual a ser independientes en su día a día.
Si bien el teletrabajo existía desde antes de la pandemia, era un modo de vida y de trabajo relativamente marginal hasta que el virus obligó a medio mundo a encerrarse en sus casas. Y, de pronto, trabajar desde el salón, la cocina, el dormitorio o el estudio en el mejor de los casos, se convirtió en la norma. “Para gente como yo ha sido una bendición el no tener que salir de casa y moverme en una ciudad hostil para los que ven menos, poco o nada”, aseguró Isaac Schwartz, comercial de la ciudad israelí de Haifa.
Y si empleados y empleadores han tenido que hacer un gran esfuerzo de adaptación para mantener la productividad, el orden y, no menos importante, la salud mental, muchas personas con discapacidad visual dicen que este experimento social y laboral les está resultando beneficioso.
Discapacidad y teletrabajo: un mundo poco adaptado, todavía
Esta percepción positiva con respecto al teletrabajo y el telestudio durante el confinamiento se debe a varios motivos: primero, que el mundo aún no está pensado para personas con poca o nula visión. “Como madre de una adolescente con discapacidad visual, me alegró y alivió que los estudiantes dejasen de ir a las escuelas en esta época”, indicó Aviva. Quien agregó que la preocupación por los agujeros en las calles, los conductores no siempre considerados y atentos y los entornos laborales y estudiantiles no adaptados son una eterna preocupación.
La hija de Aviva utiliza en su día a día el dispositivo llamado OrCam MyEye 2, un invento israelí que es en realidad una cámara inteligente de tamaño muy pequeño que se coloca en la montura de las gafas y hace cosas como leer textos, digitales e impresos, de manera discreta en el oído de la persona. También reconoce caras (puede acumular más de 100 en su memoria), detecta billetes y puede dar la hora.
“Para quien no es ciego problemas como servirte un vaso de agua sin desbordarlo, porque no ves, o averiguar si el semáforo está en rojo o verde y si el bus que ha llegado es el tuyo o no, no existen”, señala Aviva, pero esta madre dice que la falta de independencia es una de las cosas que más sufre su hija. Tener que preguntar qué ha escrito el profesor en la pizarra o a qué hora dice la pantalla que pasará el siguiente tren pueden salvar las situaciones momentáneas, pero colocan a la persona con discapacidad visual en un lugar de necesidad en el que nadie quiere estar.
La ventaja del aparato israelí, activado con inteligencia artificial, está en que quien lo usa no necesita la asistencia de nadie para leer e identificar qué hay frente a sí. El aparato se activa con la mirada del usuario o el gesto de señalar hacia lo que se quiere identificar.
Utiliza visión computarizada capaz de analizar millones de puntos de información en cada imagen que reconoce, de modo que puede identificar la información más útil para la persona que lo esté usando.
Además, para preservar la privacidad, las operaciones de inteligencia artificial de OrCam MyEye 2 suceden dentro del aparato y no en la nube, de modo que no hay riesgo que se divulgue ninguna información indeseada. El dispositivo no necesita conexión a Internet para funcionar.
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