Sunitas contra Shiitas

Finalmente aparecieron en Iraq las armas de destrucción masiva, pero no las bombas atómicas o misiles armados con ojivas químicas o biológicas. Son los automóviles, ese centenario invento del alemán Daimler y masificado por Ford, los que en los últimos meses han causado la muerte a miles de personas tanto en ese país como en Siria, Líbano, Pakistán y otros lugares en la amplia geografía del mundo islámico. La gran mayoría de los muertos han sido feligreses o peregrinos shiitas, asesinados por carros bomba en mezquitas, mercados, calles y escuelas por terroristas sunitas en una guerra fratricida que arrecia más que nunca en la milenaria historia del Islam.

Un conflicto que comenzó hace poco menos de 1400 años en la ciudad de Medina, en las arenas de Arabia, a la muerte de Mahoma, cuando sus seguidores se enfrascaron en una lucha por la sucesión entre Ali, su yerno casado son su hija Fátima y los discípulos encabezados por Abu Bakar quien finalmente fue elegido sucesor y primer califa –máxima autoridad religiosa y política del Islam-. Ali de donde provienen los shiitas, llegaría a ser el cuarto califa, siendo asesinado tras apenas 4 años en el poder. Alí es el primer Imán del islam shiita y sus hijos Hassan y Hussein, este último igualmente asesinado, segundo y tercero respectivamente. 

A través de la historia hubo numerosos enfrentamientos entre las dos principales ramas del Islam, sin embargo sobrevinieron también largos periodos de convivencia pacífica. El shiismo se estableció firmemente en Irán, desde la época del imperio Safavid, donde es gran mayoría, además de Iraq, Líbano y minorías en varias naciones árabes e islámicas. 

Por siglos Europa sufrió cruentas guerras religiosas a raíz del cisma causado por la Reforma que sólo concluyeron con la paz de Westfalia que confinó la religión y sus instituciones a la majestad del Estado, ente político que nacía sobre las ruinas de la gran conflagración entre católicos y protestantes. Hoy el mundo islámico revive los horrores de las guerras religiosas donde el extremismo, el odio y la intolerancia campean con sus sangrientas consecuencias. 

Para Al Qaeda, el grupo terrorista sunita, creado en 1998 por Osama Bin Laden, los shiitas, un 10% de la población islámica mundial, son apóstatas que deben ser eliminados, tan peligrosos como Occidente e Israel. Este grupo y sus diferentes franquicias son responsables de centenares de atentados contra musulmanes shiitas. 

Actualmente esta guerra sectaria se desarrolla bajo la omnipresente sombra del conflicto regional entre el Irán shiita y la sunita Arabia Saudita que ha encontrado en la primavera árabe terreno fértil para una descontrolada barbarie como en Siria donde la mayoría sunita es masacrada por la aviación de Al Assad, apoyada por los shiitas Irán y Hezbollah o en Iraq donde a diario activados por terroristas sunitas explotan carros bomba en barrios shiitas. Guerra religiosa sin final a la vista. 

Marcos Peckel, analista y experto en Medio Oriente.

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