La frontera entre Israel y el Libano se encuentra totalmente cerrada, sin libre paso de personas, desde 2000; los israelíes tienen prohibido el ingreso a ese país vecino. Los dos territorios están separados por un vallado de 150 kilometros de largo y, según el Ejército israelí, cada centimetro limítrofe es peligroso porque el grupo terrorista libanés Hezbollah tiene militantes camuflados en todos los pueblos fronterizos. “Hezbollah está dentro de esas ciudades, utilizando a los civiles como escudos humanos”, explicó una autoridad de las Fuerzas Armadas de Israel desplegado en la base Biranit.