Por Leah Soibel
Todas las guerras importan. La dramática pérdida de vidas humanas sacrificadas en conflicto es siempre un fracaso para la humanidad. Todas las guerras cuentan. Pero muchas guerras terminan, se exponen los fríos números tras los que se ocultan los dramas de familias y sueños rotos, se restañan las heridas y de algún modo el orden y la convivencia se van abriendo paso. Los días de muchos de estos conflictos van cayendo en el olvido y la gente vuelve a trazar planes para su futuro, sin echar mucho la vista atrás. Son las guerras que se olvidan y acaban arrojadas al baúl de la insignificancia cuando de escribir la historia más reciente se trata. Pero hay guerras que marcan a varias generaciones. Guerras como las demás, llenas de pérdidas humanas, de sacrificios y conquistas, de épicas y derrotas, pero que al acabar adquieren un significado que trasciende más allá de sus episodios bélicos y sus protagonistas. Son las guerras que lo cambian todo.