El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, atribuyó a Irán la responsabilidad última por la muerte de dos de sus soldados el miércoles en un ataque de la milicia libanesa Hezbollah, en un suceso que ha disparado la tensión en la frontera a niveles sin precedentes desde la guerra de 2006.
“Desde hace ya tiempo Irán intenta crear, a través de Hezbollah, un frente terrorista adicional contra nosotros en la meseta del Golán. Actuaremos con determinación y responsabilidad contra estos intentos”, afirmó Netanyahu poco antes de comenzar una reunión de emergencia con el titular israelí de Defensa, Moshé Yaalón, y altos mandos.
El primer ministro aseguró que “el que esté detrás del ataque de hoy pagará un alto precio” y volcó la responsabilidad de sus consecuencias en “el Gobierno de Líbano y el régimen (del presidente sirio, Bachar) Assad”.
Dos militares israelíes de 20 y 25 años murieron en una emboscada de fuerzas de la milicia chií en las llamadas Granjas de Chebaa o Har Dov, un ataque en el que otros siete soldados resultaron heridos. Se trata de una zona en disputa que Israel ocupó a Siria en 1967, pero que Líbano reclama como suya.
La tensión en la triple frontera ya se había disparado el 18 de enero cuando, en un bombardeo atribuido a Israel, un avión sin piloto atacó un convoy de Hezbollah en la provincia siria de Quneitra, matando a seis miembros de esa milicia y a un comandante iraní de los Guardianes de la Revolución.
Desde entonces se han sucedido los choques armados fronterizos y el miércoles Hezbollah lanzó un ataque en dos frentes. “El primer suceso ocurrió a dos kilómetros de la frontera, en una carretera por la que circulaban vehículos civiles y militares”, dijo el teniente coronel Peter Lerner, portavoz del Ejército para medios extranjeros.
Según la investigación preliminar del caso, al menos cinco cohetes antitanque Kornet fueron disparados desde una distancia de entre 4 y 5 kilómetros, tres de los cuales alcanzaron el convoy. “El primer vehículo sufrió un impacto directo y sus ocupantes murieron, los del segundo consiguieron saltar y resultaron heridos”, explicó el portavoz.
Los vehículos en los que circulaban eran del Ejército, pero civiles, lo que ha suscitado las primeras críticas porque no estaban blindados, a pesar de la situación de alerta de los últimos días.
Poco después otro cohete antitanque caía en las inmediaciones de la aldea dividida de Ghayar y el Ejército israelí respondía con un masivo bombardeo de posiciones de Hezbollah en el sur del Líbano.
En esta cadena de enfrentamientos murió el cabo español Francisco Javier Soria, de 36 años, miembro de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para el Líbano (FINUL), un suceso que, según afirmó a la radio pública israelí el portavoz de este contingente, Andrea Tenenti, está bajo investigación.