Israel asiste estos días a dos acontecimientos que parecían imposibles hace pocos meses: el campeonato de Liga del modesto Hapoel Beer Sheva tras 40 años en el desierto futbolístico y el nombramiento del polémico Avigdor Lieberman como ministro de Defensa en lugar de Moshé Yaalon. Éste dimitió la semana pasada antes de ser destituido por el primer ministro y líder de su partido (Likud) Benjamín Netanyahu en su plan para ampliar el Gobierno. Si el primer hecho ha provocado el aplauso generalizado de todo el país, el segundo firmado este miércoles ha abierto un enorme debate político y mediático.