Apodado el “fantasma no rastreable”, Mustafa Amine Badredine estaba considerado el jefe militar de Hezbolá en Siria. Estaba acusado de liderar el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri en Beirut en 2005.
Hezbolá apoya al régimen de Bashar al Asad y ha enviado a miles de sus hombres a Siria. Badredine luchó contra Israel durante décadas y hoy una televisión libanesa acusa a Tel Aviv de su muerte. El Gobierno de Netanyahu no se ha pronunciado.