El presidente de EE.UU., Barack Obama, reiteró que no prevé reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante su visita a Washington el próximo marzo y admitió la existencia de diferencias entre ambos sobre el programa nuclear de Irán.
Obama ya dijo recientemente que sería “inapropiado” reunirse con Netanyahu porque su viaje a Washington se producirá apenas dos semanas antes de las elecciones en Israel, y volvió a insistir en ese argumento, durante una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, en la Casa Blanca.
“Pese a lo mucho que quiero a Angela (Merkel), si ella estuviera hoy a dos semanas de elecciones (en su país) probablemente no habría recibido una invitación para venir a la Casa Blanca, y sospecho que ella tampoco la hubiera pedido”, explicó Obama.
En una iniciativa que pretende marcar las distancias con Obama y sin consultar con él, el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano John Boehner, propuso en enero a Netanyahu intervenir en una sesión plenaria en el Capitolio de Washington (sede del Congreso) el próximo 3 de marzo, y el líder israelí aceptó la invitación.
Netanyahu ofrecerá un discurso ante el Congreso estadounidense, donde la oposición republicana controla las dos cámaras, y asistirá también a la conferencia anual de AIPAC, el principal grupo de presión proisraelí en Estados Unidos.
El vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, tampoco prevé asistir al discurso de Netanyahu ante el Congreso porque estará de viaje en el exterior en esa fecha, según adelantó su oficina la semana pasada.
Biden, en su calidad de vicepresidente, ocupa también el cargo de presidente del Senado y acude tradicionalmente al tipo de intervenciones como la programada con Netanyahu.
Tras conocerse la ausencia de Biden y el boicot programado por varios influyentes legisladores demócratas, los principales líderes israelíes de la oposición han pedido a Netanyahu que cancele su discurso en el Capitolio estadounidense.
Obama y Netanyahu mantienen desde hace tiempo una relación tensa, fundamentalmente por el escepticismo del primer ministro israelí sobre las negociaciones de varias potencias occidentales, entre ellas EE.UU., con Irán acerca del programa nuclear de Teherán.
Al respecto, Obama ha reconocido que él y el primer ministro israelí tienen diferencias “muy serias” en torno a Irán y, específicamente, sobre la política de sanciones a ese país. El presidente señaló su desacuerdo con aquellos que, como Netanyahu o los congresistas estadounidenses que apoyan más sanciones, creen que “no es posible llegar a un acuerdo con Irán y que ni siquiera debería intentarse”.