La trama de los pasaportes venezolanos: Irán, la pesadilla de América Latina

 

Tribuna de Leah Soibel en Infobae ||

Hay un nombre que ha encendido las alertas en muchas cancillerías del mundo, especialmente en el continente americano, en Europa y en el Medio Oriente. Es Tareck El Aissami y es vicepresidente de Venezuela desde comienzos de años, nuevo hombre fuerte de Nicolás Maduro y la figura en la que piensa el chavismo como relevo al frente del régimen bolivariano. Sucede que Aissami no es simplemente un joven político pujante con ganas de cambiar las cosas en Venezuela. Todo lo contrario, es un hijo de Hugo Chávez en su expresión más dura, que escala para relanzar la posición de su país como gran centro de operaciones antiestadounidenses, antilibertades y antidemocracias en América Latina, en alianza con Irán como su gran valedor a miles de kilómetros de distancia. Cabe aquí recordar que Aissami está bajo investigación en Estados Unidos por sus supuestos lazos con el narcotráfico y la organización terrorista Hezbollah de patrocinio iraní. Tareck El Aissami es una pieza muy importante en este tablero de intrigas venezolanas, pues desde numerosas fuentes diplomáticas se ve al nuevo vicepresidente como puente entre Caracas y Teherán: se dice que su ascenso viene impuesto desde el régimen de los ayatolás, a cambio de una ayuda a Venezuela que le permita salir del agujero económico en el que está metido el país.

Sirva este preámbulo sobre la figura de Tareck El Aissami para poner al lector en antecedentes sobre los alarmantes resultados de una investigación realizada por CNN en Español que destapa una presunta trama de venta de pasaportes y visados falsificados en la Embajada de Venezuela en Irak, de la que se beneficiarían agentes relacionados con el narcotráfico y el terrorismo islamista (abanderado por Hezbollah, el brazo armado para las operaciones oscuras de Irán en muchas partes del mundo).

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