La robótica puede ser el ingrediente fundamental de una revolución industrial 2.0 que está por venir, y que estará basada en la producción a escala de alta tecnología para el gran consumo. Y en este contexto, dos países de un extremo al otro de Asia tienen mucho que decir. Son China e Israel. El gigante asiático y el pequeño país mediterráneo.
China está intentando transformar su modelo productivo, de una industria manufacturera de escaso valor añadido a una basada en alta tecnología. Y en esto, Israel juega un papel clave.
Sino-Israeli Robotics Institute es el nexo entre China e Israel y el desarrollo de la robótica. Se trata de un centro implantado en la provincia de Cantón, conocida también como Guangzhou. Requerirá una inversión de 2.000 millones de dólares para hacer realidad este proyecto.
Para reconvertir su economía y seguir siendo uno de los países más productivos del mundo sin abandonar la producción industrial, China está llevando a cabo una revolución robótica, reemplazando a mano de obra por robots en las líneas de ensamblaje. Para ello, cuenta con la colaboración israelí para desarrollar robots más eficaces e ‘inteligentes’, gracias a este nuevo Instituto.
Investigadores chinos e israelíes
La inversión de 2.000 millones servirá para desarrollar un nuevo parque industrial en Guangzhou, que estará dedicado a las altas tecnologías, y que contará con el Sino-Israeli Robotics Institute como el motor de sus actividades y en el que trabajarán investigadores chinos e israelíes.
En las últimas dos décadas, China se ha especializado en productos low-cost de casi cualquier cosa, desde ropa a dispositivos electrónicos. Era la base de una estrategia que había convertido a China en la segunda economía más grande del planeta. Pero el aumento en los costes de producción, debido en parte a la revalorización de los salarios, está dejando a los productos chinos fuera de su mercado tradicional. Así que el Gobierno se ha embarcado en un proyecto estratégico para remover los cimientos de su economía. Se trata de Made in China 2025, cuyo fin es transformar al país de mero productor manufacturero en un centro innovador de alta tecnología y servicios sofisticados. Una parte importante del plan incluye “una producción más inteligente, con énfasis en la calidad, así como conciencia medioambiental”.
Zvi Shiller, profesor en el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad Ariel de Israel y presidente de la Asociación Israelí de Robótica, apunta que la investigación y desarrollo en este campo en el país es una referencia tecnológica en todo el mundo. “Pero no tenemos muchas oportunidades de poner esta tecnología a funcionar, porque la economía de Israel es demasiado pequeña”, aclara, “por lo que China representa una gran oportunidad para nosotros, y los productores chinos están muy motivados para aprovechar nuestra tecnología”.
La participación de la asociación que preside Shiller fue fundamental para el establecimiento del Instituto de Robótica Sino-Israeli, iniciativa que fue lanzada el pasado 10 de septiembre en Guangzhou, durante el primer Encuentro China Israel de Robótica.