La guerra siria también se cura las heridas en el hospital del enemigo

“¡Hudna! ¡hudna!”, el vocablo árabe que equivale a tregua recorre con la sordina de un mantra la planta baja el hospital del Galilea Occidental en Nahariya, una población costera israelí a un tiro de piedra de la frontera con Líbano. Su eco rebota en el pabellón de los sirios, unos cuarenta hombres en edad de combatir ingresados con la cabeza reventada por un balazo o piernas destrozadas por la metralla que se recuperan bajo la custodia de soldados de paisano tras haber sido intervenidos en los quirófanos de un país enemigo.

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