Los dirigentes árabes, en particular entre las monarquías de la península arábiga, están convencidos de que el acuerdo nuclear que estos días se ultima en Viena (Austria) no va a evitar que Irán se dote eventualmente de la bomba atómica. Su mayor preocupación, sin embargo, es el cambio de equilibrio de poder en Oriente Próximo que significa el regreso del paria chií a la escena internacional. Temen que ese nuevo estatus dé alas al expansionismo de un vecino hacia el que profesan una desconfianza histórica.