Israel se cierra con la llegada del Día de la Expiación o Yom Kipur, el día más sagrado del calendario judío en el que los fieles reflexionan sobre el año que acaba, piden perdón y perdonan.
Todos los vuelos hacia y desde Israel cesan, el aeropuerto está cerrado desde el martes a mediodía hasta la salida de la conmemoración, al día siguiente en la tarde, y también el espacio aéreo sobre el país. Así como las fronteras.
Los trenes se detienen y los autobuses también.
A medida que se acerca el atardecer del Día de la Expiación las radios y televisiones empiezan a quedar en silencio.
Las calles y avenidas se vacían de vehículos y, como es tradicional, son reemplazados por una multitud de adultos y niños con sus bicicletas y otros vehículos sin motor de todo tipo y forma.
Los judíos religiosos y quienes siguen la tradición después de una comida familiar pre ayuno, ayunan y rezan durante 25 horas, hasta el atardecer del día siguiente, cuando el sonido del shofar, el cuerno de carnero usado en las sinagogas para marcar hitos, rompe el silencio.
Las familias se sientan a la mesa para romper el ayuno y la actividad y los ruidos de las ciudades se reanudan.
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