Israel, paraíso para la ciencia

Aaron Ciechanover necesita que le hablen alto. Según cuenta el científico israelí, se quedó medio sordo por culpa de una gran explosión durante la guerra del Yom Kippur, en 1973. Cuando Egipto y Siria atacaron su país, prestaba el servicio militar como médico de campaña del Ejército. Reconoce que vio poca sangre, pero aprendió mucho. Pasó los siguientes tres años desarrollando dispositivos médicos para tratar a los soldados y considera que su tiempo en las Fuerzas de Defensa de Israel fue la mejor escuela para aplicar la ciencia en la vida real. No solo eso. Según el Nobel de Química de 2004, aquella experiencia le sirvió para “conocer lo mejor de la sociedad israelí”.

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