[:es]El descontento crece en Irán, donde el gobierno de Hasán Rouhaní sólo atina a lanzar a los Guardianes de la Revolución para controlar las protestas. Pero hoy, a diferencia de la insurgencia civil de 2009 –cuando hubo líderes visibles y la inconformidad tenía tintes electorales–, se desconoce de quién es la mano que mece la cuna. Esa incertidumbre preocupa a los colaboradores de Rouhaní, como el vicepresidente Eshaq Jahangirí, quien advierte: “Cuando se da inicio a movimientos callejeros, otros van a estallar sobre ellos y aquéllos que los empezaron no son quienes van a terminarlos”.
[:en]El descontento crece en Irán, donde el gobierno de Hasán Rouhaní sólo atina a lanzar a los Guardianes de la Revolución para controlar las protestas. Pero hoy, a diferencia de la insurgencia civil de 2009 –cuando hubo líderes visibles y la inconformidad tenía tintes electorales–, se desconoce de quién es la mano que mece la cuna. Esa incertidumbre preocupa a los colaboradores de Rouhaní, como el vicepresidente Eshaq Jahangirí, quien advierte: “Cuando se da inicio a movimientos callejeros, otros van a estallar sobre ellos y aquéllos que los empezaron no son quienes van a terminarlos”.