Irán avanza hacia su objetivo estratégico de establecer un corredor terrestre desde Teherán hasta el Mediterráneo, a través de las regiones chiíes de Irak, lo que otorgaría a la República Islámica un acceso directo a sus aliados en Siria y Líbano. Una ruta que supondría el mayor ‘premio’ hasta la fecha para Irán desde su intervención en la guerra civil siria a favor del régimen de Bashar al Assad.
El corredor facilitaría el desplazamiento de combatientes proiraníes entre Irán, Irak, Siria y Líbano y el flujo de armamento hacia Damasco y la milicia chií libanesa Hezbollah, actor principal en la construcción del corredor.