Siria recibió al ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, con combates en Damasco y varias treguas temporales en zonas en disputa entre régimen y oposición armada. Las horas anteriores al viaje de Zarif estuvieron marcadas por los duros bombardeos del régimen contra Ghouta oriental, el extrarradio capitalino, en los que al menos 32 personas perdieron la vida según los datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), y la lluvia de cohetes lanzados por los opositores contra el centro urbano de la capital en la que murieron cinco personas, según la agencia oficial Sana. La violencia con la que el régimen castiga desde el aire las zonas del sur de Damasco «de forma sistemática» se puede considerar «crimen de guerra», según denunció Amnistía Internacional (AI), que aseguró disponer de «pruebas condenatorias» que demuestran que el «asedio del Gobierno sirio» forma parte de un «amplio plan» de ataque «sistemático» contra la población civil.