Es un triángulo que comenzó a gestarse hacia 2008. Se trata del entramado de terrorismo, narcotráfico y territorialidad que fue pactado entre Hugo Chávez, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el grupo terrorista islámico Hezbollah. Ese acuerdo recibió su impulso definitivo aquel año, cuando los regímenes de Venezuela y de Irán estrecharon sus lazos definitivamente. Eran tiempos del caudillo bolivariano y del presidente Mahmoud Ahmadinejad. El pacto, desde luego, fue continuado por Nicolás Maduro al pie de la letra.