El conflicto entre el Gobierno sirio y los opositores al régimen de Bashar Al Assad que comenzó en marzo de 2011 está entrando en una nueva etapa. El punto de inflexión del conflicto lo constituye un ataque con armas químicas a civiles perpetrado el 21 de agosto de 2013. Luego del ataque, Estados Unidos se preparó para un posible ataque a territorio sirio, lo cual desencadenó la intervención de Rusia, que intercedió solicitando a Siria entregar su arsenal químico para encontrar una salida diplomática al conflicto.
Esta nueva etapa, caracterizada por la destrucción del armamento químico sirio y por el empeño de las Naciones Unidas y la Liga Árabe de sentar en una mesa de negociación al régimen con la oposición, ha estado acompañada por signos de agotamiento del conflicto. El tema de los refugiados y el asedio de militares de ambos bandos en varias ciudades ha comenzado a desgastar a la ya agotada población civil.
La falta de acceso a servicios básicos y a medicamentos, está teniendo graves consecuencias, como demuestra el hecho de que después de 14 años Siria vuelva a experimentar un brote de polio dentro de su población. La falta de vacunas y el pésimo estado de las instalaciones médicas hacen imposible contener este tipo de enfermedades y de evitar su peligrosa propagación. A esto se le suma la dificultad de acceso a alimentos y bienes de primera necesidad.
Hace varios días los habitantes de la localidad de Muadamiya, en los alrededores de Damasco, hacían un llamamiento al mundo para que les “salven de la muerte”, lo que despertó la preocupación de la vicesecretaria general de los Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Valerie Amos, asegurando que todavía miles de personas continúan atrapadas en una guerra que parece no tener fin. Asimismo, despertó la conciencia del gobierno y la oposición de lo que ocurre en Muadamiya, lo cual llevó a ambos bandos a permitir la salida de 1.800 civiles de la ciudad, la cual carece de alimentos, electricidad, medicinas, comunicaciones y combustible.
La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) ha anunciado que todos los equipos de producción y elaboración de armas químicas han sido destruidos, cumpliendo con los plazos previstos en el programa de desarme. Por otro lado, hace dos días Assad aprobó una “amnistía general” para los crímenes cometidos antes del 29 de octubre de 2013, incluyendo a los “desertores” del régimen. Lo curioso de esto es que el anuncio se produjo el mismo día que destituyó al viceprimer ministro sirio, Qadril Jamil. En este sentido, todo parece indicar que el agotamiento del conflicto lo están padeciendo ambos bandos, lo que abriría la posibilidad de que tanto el régimen de Assad y los dirigentes de la oposición logren un acuerdo en la segunda quincena de noviembre en Ginebra.
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