Después de más de una semana de conversaciones indirectas en Ginebra auspiciadas por Naciones Unidas, el Gobierno y la oposición de Siria han logrado cerrar una agenda clara para poner fin a una guerra próxima cumplir seis años. Esta vez no ha habido portazos de las delegaciones del régimen y de los rebeldes mientras se reanudaban las hostilidades sobre el terreno, como ocurrió en la anterior ronda de diálogo en abril de 2016. Los enviados del presidente Bachar el Asad han aceptado por primera vez negociar un proceso de transición política que incluye un acuerdo sobre “gobernanza” (término que alude a un Ejecutivo provisional de unidad nacional), una nueva Constitución consensuada y la convocatoria de elecciones libres bajo supervisión internacional.