Equipos de rescate que operan en zonas rebeldes sirias denunciaron un ataque con gases tóxicos perpetrado con un helicóptero cerca del lugar donde un aparato ruso fue derribado el pasado lunes. Al menos 30 vecinos de Saraqib, una ciudad al sur de Alepo, fueron hospitalizados con síntomas de asfixia por inhalación de gases tóxicos y quemaduras en los ojos, denunciaron los conocidos como Cascos Blancos. El Gobierno sirio también acusa a los rebeldes de gasear el casco histórico de Alepo donde habrían muerto cinco civiles.