“En general encontrar pareja se ha hecho más y más difícil con los años”, señala Keren Or. “Yo creo que por el número ingente de aplicaciones dedicadas a esto y por los problemas de nuestra generación, personas que no son muy pacientes a la hora de dar oportunidades al otro para manifestarse y hacerse interesante”. Para atajar esto, estas dos defensoras del amor por encima de todo analizaron a los solteros y solteras y llegaron a la conclusión de que sienten que hay tantas opciones que, en el fondo, no creen que tienen ninguna, en palabras de Stav. “Conocen a alguien, intercambian dos palabras, ven la foto, la profesión, y si no les fascina, lo eliminan y enseguida pasan al siguiente”, dice ella.
La conversación y el proceso
El amor en tiempos del coronavirus presenta el aislamiento como una dificultad añadida y objetiva. Y teniendo esto en cuenta, Levy y Biton crearon Zooming for Love, un método en el que hombres y mujeres se hablan por teléfono durante una semana en grupos de seis, monitorizados por expertos en relaciones, asisten seminarios sobre relaciones de pareja y relaciones humanas en general.
Tras terminar las rondas de conversaciones, en las que no reciben ningún otro dato más que el nombre de pila de los miembros del otro sexo, pueden elegir mantener una vídeo conferencia con dos personas del grupo.
“Nuestro método se basa en la conversación”, dice Keren Or. “Es lo más importante, lo más básico, y si eso funciona, si hay química, tiene sentido todo lo demás”. Y ambas hacen énfasis en que su idea era ir en contra de las demás aplicaciones existentes, muy basadas en el aspecto físico.
“En Zooming for Love no elijo a la gente según su foto o su edad, y ni siquiera tengo ningún dato de ellos, solo confío porque me han metido en un grupo”, explica Levy.
El proceso de conocimiento de los demás y de uno mismo es la idea que aportaron en Zooming for Love, de manera que los que participaron y no encontraron amor, por ahora, dicen que el haber participado les ha ayudado a saber mejor qué buscan y que han recibido consejos útiles sobre cómo hacer para construir una relación saludable.
El amor en tiempos del coronavirus: los nervios antes de conocerse
Timna es una joven de 29 años de Tel Aviv que se prepara para su primera cita con quien ha hablado en diversas ocasiones y con quien ha sentido esa química especial. Para la ocasión se pinta los labios, se peina el cabello y se sirve una copa de vino blanco.
“No sé, no sé qué saldrá de esto”, confiesa un poco recelosa, y agrega: “Lo bueno y distinto de una cita normal que ésta es en mi cuarto, y aquí me es mucho más cómodo. Es mi entorno natural”, sonríe, mientras toma asiento y se prepara para ver al chico.
Timna ha usado durante los últimos dos años otras aplicaciones, como OKCupid y Tinder, pero dice que no le funcionaron. Su hermano mayor le sugirió este sistema al principio de la cuarentena y lo que la convenció para usarlo es que: “Por regla general sigo las sugerencias de mi hermano”. Comienza la conversación a través del laptop y Timna exclama: “¡Hola! Estoy feliz de verte, muy feliz de verte, te ves cómo me imaginaba…”
Shiri y Tamir: otra historia que comienza
Shiri y Tamir conversan y planean un encuentro tras la cuarentena. En Israel se están relajando las restricciones, pero no hasta el punto de hacer cómoda una cita. Entre los lugares favoritos de encuentro están los supermercados, que es un lugar de visita obligada de cuando en cuando, y por lo menos en la fila del cajero se puede socializar a dos metros de distancia y con mascarilla.
Sin embargo, Shiri y Tamir hablan de encontrarse en lugares abiertos. “Tal vez cerca de la playa o en un parque”, apunta él. A la pregunta de si irán con mascarilla, la respuesta es contundente: “Sí, claro, es la ley”, dice él.
Ella tampoco lo duda, y sin embargo apunta que “lo más probable es que después de algunos minutos me la quite, para poder hablar más libremente. Al fin y al cabo, la mascarilla es una máscara, ¡una de verdad! Y no se puede comunicar ni ver a la persona de verdad”.