Egipto sumergido en la violencia

El pasado 25 de enero se celebró en Egipto el tercer año de la revolución que llevó a la caída de Hosni Murabak. La cantidad de protestas y manifestaciones que se registraron a lo largo del país desembocó en un derramamiento de sangre. Según cifras oficiales, el nuevo brote de violencia se cobró la vida de al menos 49 personas y causó heridas a otras 247. Hay incluso medios que elevan la cifra de personas fallecidas a 64.

Los hechos violentos despertaron las alarmas en la comunidad internacional. La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, expresó su “grave preocupación” por la escalada de violencia en Egipto y solicitó a las autoridades que investiguen los últimos incidentes violentos en el país.

Pido a todas las partes que renuncien al uso de la violencia. Las fuerzas de seguridad han de respetar el derecho a la protesta pacífica. Es importante que las autoridades cumplan con sus obligaciones internacionales para garantizar que los egipcios ejercen su libertad de expresión y asamblea sin miedo a la violencia o los arrestos“, ha dicho.

Situación Post-Morsi

El Golpe de Estado el 3 de julio de 2013 al entonces presidente Mohamed Morsi, marcó el inicio de un periodo de inestabilidad en el país. Las masivas manifestaciones de partidarios de Morsi llevó a los militares a decretar un estado de emergencia que les permitió arrancar una persecución sin cuartel a los líderes de la Hermandad Musulmana.

Igualmente, procedieron en octubre a la disolución de la organización como ONG, obligándolos a pasar de nuevo a la clandestinidad. Estas duras medidas represivas de las fuerzas armadas en contra de las manifestaciones pro Morsi, llevó a los Estados Unidos a suspender la ayuda por cientos de millones de dólares a Egipto.

Y es que a pesar de estar ilegalizados, los Hermanos Musulmanes tienen una alta influencia en la sociedad egipcia, por lo cual su presencia en las calles y su descontento por el derrocamiento de su líder dificultan la estabilidad en el país.

La violencia actual

La era post-Morsi ha estado signada por la violencia y el derramamiento de sangre. Pero la situación actual refleja que el espiral de violencia continúa. Los hechos registrados durante el aniversario de la revolución que se cobraron la vida de más de sesenta personas y dejaron a más de doscientas heridas son una demostración más de que el país está sumergido en la violencia.

El juicio a Morsi y las protestas de los Hermanos Musulmanes en su defensa han añadido más tensión al panorama. Morsi se enfrenta a la acusación de estar implicado en los mortales actos de violencia política ocurridos en torno al palacio presidencial, en El Cairo, en diciembre de 2012. También enfrenta cargos por “conspirar con grupos extranjeros” para cometer “atentados terroristas” y por divulgar secretos de Estado. Así como de planear actos violentos en alianza con la milicia palestina Hamás y la libanesa de Hezbolá.

El calendario electoral

El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, anunció que las elecciones presidenciales se celebrarán antes que las legislativas. Aunque no precisó las fechas concretas del calendario electoral, un decreto presidencial difundido ayer estipula que esa comisión deberá preparar las presidenciales entre 30 y 90 días después del pasado 18 de enero, cuando entró en vigor la nueva Constitución, aprobada en referéndum.

Ante el aumento de los actos terroristas, el mandatario interino advirtió en su alocución de que tomará “medidas excepcionales y extraordinarias” para restaurar la seguridad si la situación lo requiere. En este sentido, pareciera que la situación no va a mejorar en el corto plazo y que las protestas continuarán mientras continúe el juicio a Morsi y se continúe con la planificación electoral.

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