Ni Washington ni Teherán dejaron pasar 24 horas para reafirmar, fundamentalmente ante su público interno que, pese a la notable distensión y la apertura de inéditos canales diplomáticos entre ambos que supuso el acuerdo nuclear, aún quedan muchas diferencias vigentes entre ambos.
La nueva fuente de discordia surgió ayer después de que el Departamento del Tesoro de los EEUU anunciara la aplicación de nuevas sanciones a 11 personas y empresas iraníes vinculadas a su programa de misiles balísticos, una respuesta a las pruebas realizadas en octubre pasado por Irán que, según Washington, violaban las prohibiciones de la ONU en ese aspecto.