Comunidad de guardianas y high tech israelí para detener la violencia contra las mujeres
En un país acostumbrado a lidiar con un tipo particular de terrorismo, la necesidad de actuar contra uno más cotidiano, la violencia contra las mujeres, ha empujado a empresas de tecnología punta a proponer soluciones prácticas e inmediatas.
“De muy joven entendí el peligro de ser mujer”, compartió Neta Schreiber, coinventora de una aplicación llamada SafeUp que ha creado con mucho éxito en Israel una comunidad de “guardianas” en la que las mujeres se ayudan las unas a las otras.
Todo comenzó para Schreiber hace años en una fiesta en una casa privada, cuando una de sus amigas desapareció del grupo y, preocupadas, Schreiber y otra amiga la fueron a buscar y la encontraron en los instantes antes de ser violada por dos hombres en una de las habitaciones: “Ya había ropa por el suelo y ella estaba siendo sujetada por ellos, mi amiga y yo entramos en el cuarto y les fastidiamos el escenario. Los atacantes huyeron. Y ese es el elemento con el que construimos la idea de nuestra aplicación: lograr desbaratar el escenario del crimen.”
El factor numérico
Schreiber describe que la clásica descripción criminológica señala que, para que suceda una infracción es necesario que haya una víctima, un victimario y una situación debilitante.
“Una chica en una calle oscura es una situación debilitante. Si la calle está iluminada, hay menos posibilidades de que haya un crimen”, ejemplifica. “Cuando mi amiga y yo irrumpimos en la habitación eso cambió la situación del todo”.
El desequilibrio numérico es un factor importante a la hora de evitar que se produzca un crimen y SafeUp reúne en su base de datos a miles de mujeres con el objetivo de proporcionar seguridad las unas a las otras.
Un porcentaje de las mujeres suscritas se ofrecen para ser “guardianas”, lo que significa que pasarán un entrenamiento corto proporcionado por la empresa en conocimientos psicológicos y de intervención, que las facultará para determinar el tipo de acompañamiento que darán y si es necesaria la policía. Como sucedió en la escena de la casa y la casi violación de la amiga de Schreiber, solo que en el caso de SafeUp la ayuda no llega por casualidad. Además, la aplicación puede grabar a través de la cámara y el micrófono del teléfono para recoger pruebas.
Cómo funciona
La aplicación, gratuita, permite que una mujer en peligro comparta su localización con una lista de contactos que ha dado previamente. Además, su teléfono puede localizar y conectar vía audio o vídeo a otras voluntarias, las guadianas, que estén a una distancia de hasta 500 metros a la redonda (0.3 millas), que decidirán si intervenir telefónica o físicamente. Si es con su presencia, son tres mujeres las que llegan al terreno.
“La mayor parte de nuestras intervenciones terminan en un acompañamiento hasta la casa o un lugar seguro desde el teléfono, se puede hacer por audio o por vídeo, o también acompañamiento físico”, indicó.
La aplicación no para de desarrollarse y en el futuro que no haya que accionarla, sino que con inteligencia artificial y big data la app sepa cuándo tiene que actuar.
Aunque no es su principal propósito, porque las guardianas no entran en casas privadas, también es usada en situaciones de violencia doméstica. “Las mujeres dicen con esta aplicación que les importa la seguridad de las demás”, enfatiza su coinventora.
Ha habido algún caso en el que una mujer que se quería divorciar, y temía por su integridad física si mantenía esa conversación con su marido, decidió llamar a las guardianas quienes esperaron fuera de la puerta de la casa para apoyarla e intervenir en caso de necesidad.
“Queremos ser positivas, que las mujeres tomen control de su seguridad”, asegura Schreiber.
En Israel hay más de 30.000 usuarias, su uso se está expandiendo en Europa y Estados Unidos.
Sobre todo amenazas
“La mayor parte de las llamadas que las usuarias hacen a través de la app es en situaciones de inseguridad”, explica Neta, quien ha sido señalada por la revista Forbes en su prestigiosa categoría de “30 under 30” (30 personas con éxito de menos de 30 años).
Muchas adolescentes la usan a diario, pero no solo, porque hay algo en la conversación con la guardiana, que no es una amiga ni una madre ni un novio, que aporta lo que es necesario en una situación de amenaza, detalla Schreiber: “Las guardianas dan legitimidad al miedo, nadie te dice que estás histérica, que por qué paseas por ahí sola, qué cuándo llegas a casa, no te juzgan, dan lugar al miedo y ayudan”.
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