La mezcla de cocina peruana con tecnología israelí ha originado la producción de verduras y vegetales peruanas a orillas del Mar Muerto gracias a un chef y empresario de Perú
Por Miriam Barchilón
La combinación de la pasión por la cocina peruana y la tecnología israelí ha hecho posible que el sabor peruano haya florecido a niveles inimaginables en Israel. El chef y empresario peruano Nano Bronstein está detrás de una industria de verduras y vegetales peruanos cultivados en el país del Medio Oriente.
Con ellos, ha desarrollado la cocina peruana al otro lado del mundo y ha creado la mayor empresa exportadora a Europa de productos frescos peruanos. Ají amarillo, maíz morado y papas, entre otros vegetales peruanos prosperan contra todo pronóstico en el lugar más bajo del mundo: en el Mar Muerto. A unas condicionales extremas de aguas salinas a 420 metros por debajo del mar y unas temperaturas de hasta 50 grados, crecen plantas que antes solo lo podían hacer en Perú, México y Bolivia.
“Hemos roto todos los esquemas genéticos del maíz, y sin haber modificado el fruto, simplemente climatizando y adaptando las condiciones. Gracias a nuestra pasión peruana y a la tecnología israelí, hemos podido hacer lo que nadie creía posible”, explica Nano.
Para ello, utiliza la hidroponía: un método de cultivo que emplea soluciones de agua en tubos con nutrientes como soporte de la raíz de la planta en lugar de utilizar la tierra. Este método permite cultivar más en un menor terreno y un buen crecimiento de las plantas.
Exportación a Europa y producción para Israel
Nano y su socio cultivan toneladas de vegetales y verduras peruanas en Israel cada año. La mayoría las venden a Europa, donde se han convertido en los mayores exportadores de productos frescos peruanos en el continente. Madrid y Barcelona son sus lugares de entrada, y desde ahí se distribuye al resto del país, a Suiza, Francia y Alemania. Solo en España viven casi 300.000 peruanos y hay centenares de restaurantes peruanos.
Con otra pequeña parte, Nano elabora ajís, adobos, salsas y comida peruana en Israel. Todo lo que produce es natural, sin conservantes ni químicos. Para el ají amarillo, uno de sus productos más populares, Nano seca el producto, lo procesa de forma tradicional con aceite, sal y vinagre y lo envasa al vacío en tarros de cristal previamente esterilizados para venderlos.
Bajo el nombre para su marca de Mano Chola, Nano lleva el sabor de la cocina peruana a los hogares en Israel con su buena “mano”, de cholo (sinónimo de amigo en Perú). Entre los envases más vendidos, cuanta con el ají amarillo, ají panca (puro y concentrado), aderezo para anticuchos, huacatay molido, ají limo, ají con huacatay, aderezo pachamanca y crema huancaína fresca, entre otros.
Inca Chola, la bebida peruana en Israel.
El nuevo proyecto del chef peruano por excelencia en Israel es la bebida peruana por excelencia: la Inca Kola. Él ha llamado a su versión de la popular bebida Inca Chola, en honor al nombre de su empresa -Mano Chola-. Tras años de intentos de importación desde Perú fallidos a causa de un químico en la bebida prohibido en Israel y una versión italiana de sabor poco logrado, Nano decidió desarrollar su propia receta.
El ingrediente estrella del refresco es la hierbaluisa, como en el original. A partir de este ingrediente y la colaboración con un laboratorio alemán, Mano Chola ha desarrollado un jarabe compatible con la popular máquina para hacer gaseosa casera en Israel, el Soda Stream. De esta manera, la gente prepara su gaseosa en casa y le añade unos 38 centilitros del jarabe por cada litro.
“El feedback es buenísimo. A la gente le recuerda tanto al sabor original que dicen sacar el ‘eructo nacional peruano’ después de beberla. Además, le ha gustado hasta al Embajador (de Perú en Israel)”, comenta Nano entusiasmado. El proyecto está en su fase final de prueba de sabor por el público. Si continúa gustando, la partida de producción crecerá exponencialmente, la inversión aumentará y se exportará fuera de Israel a países europeos e incluso a China.
La gaseosa de los peruanos en Israel, además, ha logrado ser bastante más sana. La versión normal de la bebida contiene 15 calorías por vaso, un 40% menos que la Inca Kola. Por su parte, la versión cero contiene 1 caloría por vaso.
Casi una década de dedicación a la comida peruana
Todos estos proyectos en Israel ligados a la pasión peruana de Nano empezaron apenas hace ocho años. Un ataque al corazón relativamente joven le hizo darse cuenta de que tenía que cambiar de vida, tenía que pasar de estar pegado a la pantalla de un computador 18 horas al día por trabajo a hacer lo que lo gustaba. Pasó de la oficina al campo y a las cocinas.
En 2012, de vacaciones con su familia por el centro de Israel, Nano vio unos campos amarillos que le recordaron a las plantaciones de ají de su país de origen. Se acercó para probar el fruto y el “sabor de Perú regresó”. Se trataba de cultivos de ají amarillos que unos peruanos residentes en el país habían plantado antes de que él llegara en el año 90. En ese momento, decidió comprar la producción.
Poco después empezó a preparar los botes con ajís, salas y adobos para sus con conocidos. La respuesta fue tan positiva que decidió desarrollar su negocio, gracias también a la ayuda de amigos que eran ingenieros alimenticios, con una clientela potencial para empezar de al menos 3,000 peruanos que vivían en Israel.
Al año siguiente, conoció a su socio, que tenía tierras en el Mar Muerto, en una feria alimenticia. A partir de entonces, Nano empezó la producción de verduras y vegetales que creció con los años hasta que, en 2015, las empezó a exportar. Paralelamente, el ahora chef fue desarrollando su faceta de cocinero de forma autodidacta, y hasta el Gobierno de Perú le ha contratado para que enseñe la comida del país en varias partes del mundo.
Nano se especializa en cocina peruana primitiva. Uno de sus platos estrella es la Pachamanca, un cocido de carne tradicional de los Andes preparado al calor de piedras pre-calentadas también elaborado con papas, camote y choclo, entre otros ingredientes. Este manjar, y otros, es servido en las fiestas que organiza cada jueves con comida, música y ambiente peruano cerca de Tel Aviv. Asisten peruanos, latinos pero también israelíes interesados en la cultura de Perú.
“Mis hijos están muy interesados e involucrados en el negocio”, dice Nano de sus mellizos de 16 años. Uno le ayuda con el diseño y el otro con la cata de sabores. “Les prometí a los peruanos en Israel que nunca más les iban a faltar los productos de su país y yo y mis hijos nos encargaremos de que eso no pase”, se enorgullece Nano.