Pocas cosas hay más inspiradoras en el desarrollo tecnológico actual que dar con la fórmula de un dispositivo que sea capaz de leer la mente humana. Recientes investigaciones nos llevan a la cada vez más cercana posibilidad de comunicarnos con las máquinas solo con nuestro cerebro.
Uno de estos dispositivos es el casco EEG (encefalográfico) que utiliza el equipo de Neurosteer para leer señales del cerebro y traducirlas en acciones en el mundo real. “Vemos que los juegos pueden ser una buena herramienta para ver las reacciones neuronales”, apunta el CEO de Neurosteer Nathan Intrator. “Entrenando el cerebro para usar su actividad de forma efectiva, esperamos llegar a ser capaces de trabajar desordenes motores o prevenir migrañas”. Uno de los juegos propuestos incluye a dos personas que controlan un vehículo que va por un camino guiado por pensamientos de felicidad. “Podemos identificar la actividad cerebral asociada con la felicidad y construir un algoritmo que detecta este sentimiento y canalizarlo para alguna aplicación”, explica Intrator. “Cuanto más feliz es el jugador, más rápido se moverá el coche”. Obviamente, el desarrollo de este casco que nos comunica con las máquinas está aún en una fase muy inicial pero ya pueden vislumbrarse las inmensas posibilidades que puede tener en el futuro.
Las emociones pueden leerse
Las emociones o pensamientos pueden “leerse” para crear arte digital, controlando formas, tamaños o colores solo con la mente; o para manejar la distancia a la que lanzamos una pelota, o para alertar a un conductor que se está quedando dormido para que estacione a un lado de la carretera y descanse. Precisamente, una aplicación que hacía justo eso, alertar al conductor adormecido, ganó un hackathon (competiciones tecnológicas) en la universidad israelí de Bar Ilan hace escasas fechas. “Con estas aplicaciones, puedes entrenar a tu cerebro para pensar de un modo mucho más eficaz, y controlar tu entorno usando tus pensamientos”, aclara Intrator. “Es un campo muy emocionante, con mucho potencial”, recalca el máximo responsable de esta startup israelí.
Neurosteer ha cambiado la clásica imagen de enormes cascos de laboratorio llenos de electrodos y cables para medir la actividad eléctrica, por una simple tira de tela negra que es capaz de medir la actividad cerebral con sólo dos electrodos hipersensibles y enviar los datos al Smartphone del usuario. La información también se envía a la “nube” de Neurosteer, que contiene una base de datos de gran tamaño.
El monitoreo continuo de la actividad cerebral es capaz de diagnosticar cualquier cambio, como por ejemplo la influencia de una taza de café o incluso identificar señales precoces de un ataque epiléptico. El usuario puede conocer en qué momento del día está más concentrado, la hora idónea para irse a dormir, qué estímulos externos tiene más efecto o qué música es más recomendable para mejorar su estado de ánimo.