Bajo el Muro de los Lamentos se descubren enigmáticas recámaras

En el Día de Jerusalén, que conmemora la reunificación de la ciudad tras la guerra de los Seis días de 1967, la Autoridad Arqueológica de Israel hace público el descubrimiento de recámaras romanas excavadas bajo el Muro de los Lamentos.

Se ha encontrado un misterioso sistema de habitaciones subterráneas cerca de la entrada a los túneles que están bajo el muro, último vestigio del Templo judío. Mientras los arqueólogos investigaban en un recién descubierto edificio bizantino, descubrieron varios cuartos excavados en la roca durante el período romano temprano, de hace unos 2,000 años, poco tiempo después de que los romanos destruyeran el segundo templo judío en el año 70 después de Cristo.

La Autoridad de Antigüedades señala que es la primera vez que han encontrado un entramado arquitectónico así, que consiste en un patio abierto, dos recámaras o habitaciones en tres niveles, uno encima del otro, y conectados por escaleras talladas.

El viernes 22 de mayo se celebra el Día de Jerusalén, que recuerda la reunificación de la capital israelí, y con ocasión de esa fecha se ha hecho público este reciente descubrimiento arqueológico, de tiempos en que la disputada ciudad estaba en manos romanas y los judíos rebeldes trataban de recuperarla.

El edificio bizantino hallado, según los arqueólogos, era un edificio público, con una gran entrada y suelo de mosaico blanco. No se sabe el uso que se le dio a la construcción, pero los arqueólogos encontraron una inscripción en latín en una de las esquinas, que apuntan podía ser parte de una inscripción más grande de un edificio anterior, cuando los romanos convirtieron a Jerusalén en Aelia Capitolina. También se han encontrado en el complejo columnas del período Herodiano, que podrían proceder del segundo templo judío destruido.

Hace dos mil años, la norma constructora en Jerusalén era con ladrillo de piedra, por eso los arqueólogos se preguntan por qué se invirtió tanto esfuerzo y recursos en tallar cuartos y escaleras en la dura roca.

En el centro de Jerusalén, durante el Imperio Romano, poco antes de la destrucción del segundo templo, había excavaciones para enterramientos, cisternas o baños rituales, pero este caso es diferente, señalan los investigadores. Tal vez el subterráneo fue utilizado como almacén o como escondite. Se han encontrado también restos de bisagras y pernos para puertas y pequeñas hendiduras en las paredes para lámparas de aceite, lo que sugiere que este sistema subterráneo era usado cotidianamente.