Las poblaciones más remotas del mundo, que carecen tanto de energía eléctrica como de agua potable, podrían pronto saciar su sed gracias a un sistema depurador de aguas contaminadas a partir de energía solar.
Se trata de un desarrollo tecnológico ideado en Israel por la compañía SunDwater, con sede en Jerusalén, cuyo sistema autónomo aprovecha el calor generado por la energía eléctrica, y que ya cuenta con dos prototipos purificando agua en el desierto israelí de Arava. El objetivo es, según el director ejecutivo de la compañía, Shimmy Zimels, suministrar estos sistemas de bajo mantenimiento a pequeñas poblaciones de Sudamérica, África y Asia, con el apoyo de organizaciones de ayuda al desarrollo. “Reduciría dramáticamente la tasa de mortalidad en esas comunidades, especialmente entre los jóvenes, que son los que más sufren por la falta de agua potable”, explica Zimels.
“En la actualidad, los habitantes de estas zonas utilizan la mayor parte de su tiempo en buscar agua para su consumo”, relata. “Podrían dedicar todo ese tiempo a construir un futuro mejor para sus familias”, en vez de pasar horas caminando hasta la fuente de agua potable más cercana.
La compañía trabaja con cuatro objetivos en su estrategia: crear un sistema que pueda procesar el mayor tipo de aguas contaminadas que sea posible, ser sostenible, producir cantidades sustanciales de agua potable y hacerlo sin necesidad de sofisticadas infraestructuras.
El sistema funciona bombeando cualquier fuente de agua contaminada a través de una tubería hacia la parte superior de una plataforma parabólica, que sigue al sol a lo largo del día. Los rayos solares se proyectan en la plataforma hacia una caldera que acumula el agua. Con la concentración del calor, el agua se evapora, separándose de los residuos contaminantes. El vapor entra en un circuito cerrado a presión, por lo que se condensa y así ya puede entregarse lista para su consumo.
En función de la temperatura alcanzada, las horas de sol y la capacidad de la fuente del agua, el sistema, que cuesta unos 16.000 dólares, puede generar unos 300 o 400 litros cada día. Una consola de control gestiona todo el proceso, recoge datos, aporta acceso remoto y controla los niveles de contaminantes. “Básicamente tomamos el agua y la calentamos aprovechando el sol, pero generamos muy poca energía eléctrica, la justa para cubrir las necesidades del sistema, para bombear el agua y para la computadora”, apunta el responsable de la compañía. “A parte de eso, el sistema se basa completamente en el calor y no en la electricidad”. Eso es precisamente lo que diferencia a SunDwater de otros sistemas de depuración a partir de energía solar: su capacidad de purificar todo tipo de aguas contaminadas sin electricidad, mientras que otras plataformas generan energía eléctrica para poner en marcha el proceso.
El objetivo del equipo de desarrollo del sistema de SunDwater es ser capaces de producir cinco veces más de agua potable que otros sistemas similares en el mercado. Y hacerlo a un precio más asequible para ayudar a las comunidades con escasos recursos.