El plan de paz promovido por Estados Unidos ha sufrido algunos reveses en los últimos días a pesar del impulso del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien viajó el martes de esta semana a Jerusalén para reunirse con los líderes y negociadores de Israel y Palestina. Al final, su viaje apenas duró 12 horas y se marchó sin poder encontrarse con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Aunque Kerry tenía previsto volver el miércoles, finalmente ha pospuesto un nuevo viaje sin concretar otra fecha, con la esperanza de que su enviado especial para Oriente Medio, Martin Indyk, pueda limar asperezas con representantes de Israel y Palestina.
Ambas partes aseguran que siguen comprometidos con el avance de las negociaciones a pesar de los últimos pasos dados. Los acontecimientos se precipitaron cuando Abbas, mientras Kerry se encontraba en Jerusalén, anunciaba en un discurso que había iniciado los trámites para solicitar la adhesión de Palestina a 15 tratados y organismos internacionales de la ONU, algo que se había comprometido a aplazar mientras durara el diálogo de paz.
Esta situación ha supuesto un desafío que ha despertado reacciones desde Israel, cuyas autoridades han indicado que los palestinos “lo pagarán caro”, como indicó el ministro de Turismo israelí, Uzi Landau, en referencia a la ampliación de asentamientos en Cisjordania y posibles sanciones económicas de bloqueo de ayudas financieras. Por su parte, desde Hamás, movimiento islamista que gobierna Gaza, aplaudieron la iniciativa de Abbas y señalaron que “ampliar las negociaciones supondría el final de la causa palestina”.
Mientras tanto, Israel no llevó a cabo la liberación de 26 presos –la última tanda de los 104 a los que se comprometió al inicio de las conversaciones–, cuyo plazo finalizaba el pasado 29 de marzo. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró que no estaba dispuesto a dar el paso sin obtener contraprestaciones claras por parte de los palestinos. El objetivo es poder extender las negociaciones otros seis meses (tras finalizar los nueve que el plan de Kerry planteaba en julio de 2013), para lo que el gobierno israelí está dispuesto a poner sobre la mesa otros 400 presos, pero sólo sí se producen compromisos claros de paz desde la otra parte.
En el marco de esta propuesta, los Estados Unidos también realizan un ofrecimiento a Israel, que sería la liberación del espía norteamericano-israelí Jonathan Pollard, encarcelado desde los años 80. Eso sí, a cambio también de una congelación de facto de construcción de colonias.
En cualquier caso, como ni la liberación de los 26 presos por parte de Israel ni el freno a las solicitudes de adhesión a organismos internacionales por parte de Palestina se han producido, el proceso sigue encallado, a expensas de que nuevos contactos entre los promotores del plan y las partes consigan reactivarlo. Ambas insisten en que están abiertas a seguir hablando pero está por ver quien está dispuesta a ceder primero y exponerse a dolorosas concesiones y riesgos políticos internos. Kerry lamenta “los movimientos unilaterales de Palestina” y las dificultades derivadas de la compleja coalición de gobierno israelí, donde el ala dura no se muestra favorable a nuevas liberaciones ni a paralizar la construcción de colonias.
Por su parte, la OLP (Organización por la Liberación de Palestina) afirmó que sigue vinculada al compromiso de las conversaciones de paz y alaba el esfuerzo realizado por Estados Unidos.